Llegamos a Villaluenga después de la obligada paradita para desayunar. Los que quisieron se quedaron en la feria de queso y los demás nos dispusimos a emprender el camino hacia la Sima.
El paisaje de lujo.Naturaleza en estado puro.
¡¡ Ole esos andarines!!
Reglamentaria foto de grupo; faltan los queseros.
El monje que vigila la Sima; es impresionante, capricho de la naturaleza.
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